Punta Peuco, agosto de 2022
Del Mayor General Raúl Eduardo Iturriaga Neumann al:

Presidente del Curso Militar 1956

Comandante del Regimiento Tradicional de Artillería Santa Bárbara

Comandante de Regimiento Tradicional de COMANDOS (RETRACOM)

Presidente del Centro de Generales de Ejército (CENGE)

Presidente del Cuerpo de Generales y Almirantes de la Fuerzas Armadas
Estimados Camaradas de Armas:

Les escribo con motivo de las proximidades del Mes de la Patria y en especial

por la próxima conmemoración del Cincuentenario del Pronunciamiento
Militar de 1973. Pido excusas por lo poco común de escribir esta carta dirigida a
estas cinco organizaciones que me han cobijado, desde que siendo un adolescente
me ligué con mucha alegría al mundo castrense, lo que me ha llenado de un
permanente orgullo.

Con brotes de primavera nació mi Patria un 18 de septiembre de 1810, y
se consolidó como una nación realmente libre y soberana en septiembre de 1973.
Cada una de las organizaciones a las que me dirijo selló mi alma, mi corazón y mi
espíritu para siempre. “Ahora que me chorrean quinquenios”, como diría nuestro insigne poeta

militar Santiago Polanco Nuño, miro con nostalgia y cierto orgullo, que no puedo
disimular, el camino recorrido, desde el entusiasta cadete hasta el adulto mayor
octogenario, ya en la cuarta edad y privado de libertad por servir a la Patria.
De este largo caminar rescato lo positivo del sendero, el que también tuvo
sembrado de algunos abrojos. Así es la vida terrena. Soy un agradecido por la vida
que me dieron mis progenitores, de mi hermosa familia, de mi carrera profesional
y de Dios.

Los sueños y las esperanzas tienen un rol importante en nuestras vidas, pero si no

luchamos con bríos por ellos, los sueños se desvanecen y la esperanza se
pierde, no importando en que parte del sendero nos encontremos. Ahora mi sueño
y mi esperanza es obtener la libertad, no morir privada de ella, sino en compañía
de los seres que amo, y de los camaradas que aún puedan acompañarme en lo que
me resta por transitar en la vida. Más de ochenta camaradas han fallecidos
estando en prisión, más de cuarenta y cinco en el gobierno anterior, y ya van cinco
en el breve período de este gobierno.

Llevo treinta y dos años retirado de mi querida institución Ejército, de
los cuales quince he estado privado de libertad; todos estos años luchando día a
día por lograr mis sueños renovados, mi esperanza nunca perdida, tratando de
mantener la salud ya algo deteriorada por el avance de los años; todo esto con el
natural sufrimiento de mi familia.

Debido a lo expuesto deseo expresar claramente el objetivo primordial
de esta carta, que no es de lamentación ni de queja, sino lo contrario; se trata de
transmitir un mensaje de fe y esperanza, de tal manera que en el próximo mes de
septiembre, y en lo que resta para el próximo en que se conmemorará el
Cincuentenario del Pronunciamiento Militar (ya medio siglo), se aúnen esfuerzos,
con nuevos bríos, para dar término definitivamente a la situación política-

judicialpenitenciaria, que nos aqueja y que se ha prolongado ya por demasiado tiempo.
El Estado de Chile tiene una deuda con los ex uniformados que hemos
sido procesados y condenados por servir a la Patria. Se nos ha atacado y
maltratado en forma discriminatoria, a veces incluso con la incomprensión de
algunos camaradas de armas. Fuimos llamados por la ciudadanía, y por muchas de
las instituciones del Estado, como la reserva moral de la Patria, para lograr que no
se instalara en ella una hegemonía marxista, que históricamente destruye los
países e impide el desarrollo de la nación en paz, hacia el logro del bien común
general para toda la población.

Hoy nuestro país está en crisis y se nos puede decir que no es el
momento oportuno para buscar y consolidar un gran acuerdo nacional que repare
el alma nacional resquebrajada. Desde la década del 90, que luchamos por reponer
la situación en que se nos ha instalado; siempre se nos ha dicho que no es el
momento oportuno. Creo sinceramente que la ya próxima conmemoración del
Cincuentenario del Pronunciamiento Militar, es una gran oportunidad para lograr
el término de este Pago de Chile, y que nos tiene relegado a integrar los batallones,
las baterías, los escuadrones y las patrullas olvidadas olvidados.

Mucho se ha discutido y escrito cómo debe ser el logro de este gran
objetivo nacional. A pesar de que por décadas hemos participado en proponer
soluciones, no es mi intención ahora, explicitar a mis camaradas de armas lo que
exactamente debe hacerse. Las organizaciones a las que me dirijo y a las que
pertenezco, unas más y otras menos, tienen los medios y los contactos para buscar
los antecedentes, que hay muchos, relacionado con los esfuerzos que ya se han
hecho. Hay personalidades con altos estudios militares, académicos y civiles;
contactos con políticos, abogados, juristas y cientistas políticos. Solo se debe tener
la firme voluntad, la unión y la organización necesaria para lograr los objetivos que
se diseñen.

Muchas veces hemos escrito y expresado un… ¡Basta Ya!, pero poca
resonancia ha tenido en los medios militares, políticos, judiciales y civiles. Creemos
que ahora sí debe darse un paso decisivo, antes de que los ex uniformados, ya
todos adultos mayores, y mayoritariamente enfermos, se sigan muriendo privados
de libertad.

Solicito a los señores directivos de las organizaciones a quienes dirijo
especialmente esta carta hacer llegar mis palabras a todos y cada uno de sus
integrantes, esperando que tenga la acogida que amerita, y se pase de las buenas
palabras a la decidida acción.

¡Les pido voluntad, unión, organización y comprensiòn!

Deseándoles que pasen unas muy felices Fiestas Patrias en compañía de
sus seres queridos, se despide cordialmente de ustedes

• Raúl Eduardo Iturriaga Neumann
  Mayor General